Al momento de escribir esta reflexión
me entere de la muerte de un amigo en Venezuela a quien le dedico este escrito,
Jefferson como se llamaba era un ser extraordinario no por ser mi amigo o
porque ya está muerto, sino porque era elocuente, vivaz y vivía la vida de
manera autentica, su fallecimiento es producto de una bacteria estomacal que en
otro país, hubiera sido tratado adecuadamente y no estuviera escribiendo en su
memoria, pero en mi amado país una enfermedad que se puede tratar es una
condena a muerte por la terrible situación humanitaria-social, sin embargo, no
me centrare en este aspecto sino en lo BELLO DE LA VIDA.
Para aquellas personas que
hemos vivido la muerte de amigos y familiares nos invade una tristeza enorme, además,
se va recordando cada vivencia, conversación, tristezas, preocupación y sonrisa
con la persona que ya no está físicamente, de igual forma, cuando la muerte de una
persona joven (Jefferson no llegaba a los 30 años) estremece más, porque
simplemente pensamos que la muerte visita solo a los ancianos, pero la propia existencia
nos muestra que la vida es un suspiro que lo único seguro es la MUERTE, la cuestión
que no nos gusta tener conciencia de ello.
De igual forma, cuando un ser
querido fallece nos lleva la misma experiencia a reflexionar en la vida desde
la finitud, cuando lo hago varias cosas me vienen a la mente lo primero:
DISFRUTAR DE LA COMPAÑÍA DE LOS SERES QUERIDOS es decir dejar de pelear, de
estar enojados sin necesidad; ESTAR CON QUIEN QUIERA, la vida es muy corta para
invertir tiempo con personas toxicas o que no me caen bien y peor hacerlo por
aparentar, HACER Y TRABAJAR EN LO QUE ME APASIONA puede parecer muy idealista
por el contexto actual pero si se puede lograr (doy fe de ello), SONREIR buscar
en humor en la vida diaria y por ultimo TENER CONCIENCIA DE LA MUERTE porque
nos ayuda a vivir la vida con asertividad y plenitud.
GRACIAS JEFERSON POR HABER
EXISTIDO
RONALD VALER: R.V
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