Partiendo de la reflexión
pasada sobre la esperanza, quisiera profundizar en lo referente a la acción que
cada ser humano debe realizar para que esa esperanza individual y colectiva se
haga vida y al mismo tiempo se siga realimentando, partiendo de lo vivido en
Venezuela donde cada individuo ha realizado lo que ha podido hacer desde sus
posibilidades, al punto que el mundo entero esta asombrado como en unos días
los venezolanos han recobrado la esperanza que se pensaba perdida.
De lo anterior expuesta se
puedo sacar un aprendizaje que le puede servir a cada hombre y mujer del mundo,
lo primero la esperanza no se pierde en su totalidad aunque algunas personas
piensan que sí, lo que les recomiendo es que la busquen en lo más profundo de
su ser, además, aun cuando la esperanza es individual la misma puede llegar a
ser colectiva, donde un grupo de personas que tienen en común la misma
esperanza se unen para animarse y hacerla realidad con acciones comunitarias
concretas, asumiendo cada uno su responsabilidad y convencido que todos son
necesarios para contribuir a la realización de lo anhelado.
Por lo tanto, mis hermanos la
esperanza no se pierde, siempre está, aunque no la visualice en un momento
dado, pero si me lo propongo la puedo encontrar resaltando que cuando un
colectivo pone en común la esperanza y las acciones son de tal magnitud que se
generan cambios tan impresionantes como lo demuestra el caso venezolano.
Ronald Valera: R.V
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