Latinoamérica
se encuentra analógicamente en la etapa de la adolescencia, es decir, son
naciones jóvenes que aún no han madurado como ciudadanía, para todo adolescente
existen ídolos que enamoran y hechizan al punto que darían la propia vida para
que los ídolos no se vayan (ojo no todas las naciones son así). Colombia,
Argentina y Bolivia se parecen a ese adolescente porque aún le falta mucho para
la madurez cívica, la ventaja es que aun
tienen democracia; la desventaja es que no es respetada por algunos sectores,
otros no le prestan atención y otros que
son un grupo minoritario pero hacen mucho ruido prefieren sacrificarla por una
persona o un líder; caso específico del
MAS radical, que prefieren perder la democracia o que mueran muchas personas para que Evo Morales y
su partido manejen nuevamente el poder
tal como lo hicieron por 14 años.
Una perspectiva que surge de esta realidad, es
que las personas afines y el propio líder del MAS ya no serán un poder hegemónico como lo fueron hasta octubre del
2019, eso quiere decir que aun tendrán si sus propias acciones no le perjudican
una fuerza política fuerte en Bolivia, pero
no controlaran todo el poder porque después de la renuncia de Morales se reestructuraron las fuerzas políticas, entrando al escenario actores y partidos que no tenían ese espacio por la
hegemonía del MAS, partiendo de esta
visión es asertivo decir que no lo
quieren admitir. La otra óptica es que reconocen la situación antes mencionada,
pero quieren a toda costa obtener el poder desestabilizando con acciones que
dañan a la ciudadanía y a la propia democracia, en estos días de bloqueo los hechos
hablan por sí solos, que lástima que existiendo espacios políticos para obtener
y debatir sobre el poder no lo quieran utilizar.
Por
lo tanto, en todas las democracias del
mundo un indicador que funciona
adecuadamente es cuando existe
separación de poderes, cuando existen
diversos partidos políticos que están dialogando constantemente para llegar a
los acuerdos necesarios para que el país salga adelante y el nuevo actor
necesario para que las democracia no muera es la sociedad civil, que será la
vigilante para que los partidos cumplan con los acuerdos pactados y si caen
corrupción que asuman las consecuencias, en Bolivia aun se encuentra en esa
etapa de pasar de adolescencia a la
madurez política.
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