Al
momento de escribir estas líneas se celebra el día mundial de los DDHH, tomando
notoriedad después de la II guerra mundial por los millones de muertos por
tortura de judíos, gitanos y homosexuales, entre otros grupos humanos que según
los Nazis (el partido que sostuvo a Hitler) no eran personas, partiendo
de esta visión se les debía de exterminar sufriendo previamente graves
violaciones de sus derechos. En 1948 surge formalmente la carta de los DDHH
dentro de la naciente de Naciones Unidas, desde esta nueva realidad internacional
se fueron dando grandes pasos en torno a recuperar la dignidad del ser humano;
pero en los últimos tiempos desde el seno de ONU se desvirtúa la defensa de los
DDHH, porque quienes conforman esa comisión son Venezuela y Cuba, entre otros
países, ambas naciones se caracterizan por ser violadores sistemáticos de los DDHH
de sus propios ciudadanos.
Partiendo
de ello, se puede palpar que el tema de
los DDHH está en la palestra política, social y económica, la debilitad de esta
realidad es que se utilizan de manera
inadecuada o sencillamente se defiende a un grupo en detrimento
del otro; a toda persona sin importar su ideología, sexo u orientación sexual
se le debe de resguardar y defender cuando son vulnerados, por ende,
se ha de estar muy atento cuando en
nombre de los DDHH se quiere violentar a
otras personas por sus discrepancias ideológicas o políticas.
De
igual forma, se debe seguir formando e informando sobre DDHH; los activistas
aun cuando tengan una ideología y gusten de una política-partidista deben
mantener asertividad e independencia de criterios para defender a cualquier
sujeto que se le estén vulnerando sus derechos; lo antes descripto, lo menciono
porque la mayoría de los defensores de los DDHH en los países de Latinoamérica
parecen más defensores de gobiernos que de DDHH.
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