Esta reflexión surge por una
sugerencia de escribir sobre la indiferencia que en algunos
momentos he pensado pero no a profundidad, esta ocasión con un buen café he
reflexionado sobre este fenómeno frecuente en estos tiempos, lo primero que
debemos de aclarar es que la indiferencia es
un estado de ánimo donde la persona no siente inclinación de ayudar o rechazar
a una persona, es decir, no es empático ante las situaciones de los demás por
muy difícil que sea, este estado de ánimo ha invadido a muchas personas en la
actualidad y desde mi perspectiva todos hemos transitado por ella.
Sin embargo, una cosa que me
pregunto es: ¿Por qué somos indiferente?, existen muchas razones según a la
persona a quien se le pregunte, pero una causa nuclear que nos lleva a la
indiferencia es que no sabemos cómo gestionar los sentimientos que
experimentamos cuando nos ponemos en el zapato del otro por la sencilla razón que
despierta en nosotros nuestras propias dolencias, de igual forma, la
indiferencia nos permite no gastar nuestras energías en situaciones que no
tenemos poder de cambiar según nuestra perspectiva, por ello, mis hermanos
puedo decir que la indiferencia es una actitud que asumimos como mecanismo de
defensa ante lo abrumador de la vida y sus angustias.
De igual forma, la inferencia
nos lleva a solo pensar en nuestro bienestar personal de manera egoísta, que se
traduce que solo busco lo que me conviene sin importa si le hago daño a otra
persona, así mismo, una persona indiferente se preocupa en el tener, que es
acumular cosas materiales descuidando su ser, hasta podría decir (sin un
sustente teórico) que el máximo grado de indiferencia llega cuando lo somos con
nosotros mismos. Por lo tantos mis hermanos y amigos, les invito hacerse esta
interrogante: ¿EN QUÉ MOMENTO DE MI VIDA HE SIDO INDIFERENTE?, porque en la próxima
reflexión profundaremos sobre cómo salir de la indiferencia hacia la empatía…
RONALD VALERA: R.V
Comentarios
Publicar un comentario