Siguiendo la reflexión que he
comenzado sobre el servicio hacia mi prójimo, me he dado cuenta que la persona
que busca el cuidado del otro vive un proceso de descubrimiento sobre el
sentido de la vida, que le permite tomar decisiones para ordenar la misma, con
el añadido que no solo buscara el bien individual sino también el común.
Para clarificar mejor lo antes
expresado, describiré la experiencia que he observado de muchas personas que
llegan a realizar un voluntariado, además, de haber tenido la oportunidad de
convivir con dos españoles que llegaron a Venezuela con una misión de experimentar un voluntariado
inmerso en la realidad, la mayoría llegan con la intensión de hacer un servicio
que beneficie a otras personas, generando en ellos el sentirse útiles, pero al
mismo tiempo se despierta la conciencia que en este mundo no puede existir
solamente el individualismo sino la fraternidad, donde todos cooperemos para alcanzar un bienestar común, sumado a la satisfacción
que genera aportar FELICIDAD en la vida del prójimo
De igual forma, cuando el
voluntario está inmerso de lleno en la realidad su conciencia le interpela en sus prioridades, al punto que
lo invita a transforma si es necesario su estilo de vida, descubriendo o
construyendo un propósito que le permite seguir adelante en esta existencia
compleja validando el principio que nos propone Víctor Frank: “VALE LA PENA VIVIR. VALE LA PENA SEGUIR
VIVIENDO. SIEMPRE HAY UN PARA QUÉ”.
Ronald Valera R: V
Valera.ronald909@gmail.com
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